Por Kazumi Murata

Septiembre 2017

     Haciendo memoria, hace como trece años que me entraron los deseos de escribir.  Fue justo después de que murió mi papá. Empecé a escribir algunas cosas que acabaron perdiéndose en una laptop que presté y que nunca regresó.  Mi hijo mayor estaba pequeño, no tenía ni tres años.  Luego llegaron las niñas. La maternidad de tres chamacos me absorbió.  Aunado a esto, tenía una gran soberbia intelectual (por más que lo pienso, no entiendo de dónde sacaba tanta altivez) y quería sorprender al mundo con algún tema trascendental. Así pasaron los años sin que encontrara alguno tan importante y tan perfecto como para escribir acerca de él.

     Pero los tiempos de Dios son perfectos.  En esos trece años sucedieron un sinnúmero de cosas que contribuyeron a que ese diera una transformación en mí y en mi entorno.  Experiencias que cambiaron mi forma de percibir la vida; de relacionarme con mi esposo, nuestros hijos, la familia y mis amigos, de observar el universo.  Aunque no todas las experiencias fueron gratas en su momento, significaron grandes parteaguas.  De esta manera, el universo orientó las piezas para que todo fluyera.

     Mi gran amigo el Profe, el Dr. Fernando Curiel (aunque mi esposo se ponga celoso diciendo que le estoy robando a sus amigos), fue quien me impulsó a escribir.  Cuando le platicamos sobre nuestro viaje a Egipto, me dijo que una buena manera de empezar a escribir era llevando un diario del viaje.  Así nacieron estas crónicas.  Si bien no abordan un tema trascendental, ni poseo una narrativa profesional, mi corazón está puesto en ellas. Muchas gracias, Profe.

     Por supuesto, estas crónicas no hubiesen sido escritas sin el viaje.  Por lo que mi principal agradecimiento y admiración son para mi esposo Antonio, quien hizo posible que uno de mis sueños se hiciera realidad, tomó fotos extraordinarias y me aguantó con todo y mis cursilerías.  Muchas gracias, amor.  

Y para finalizar, un agradecimiento muy especial para todas las miríficas personas que conocí en el viaje, quienes fueron las que aportaron gran parte de lo que escribí. Y por supuesto, a ti que estás leyendo estas crónicas.  Muchas gracias

Te podría gustar...

Popular Articles...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *